lunes, 20 de julio de 2015

ALIMENTACIÓN Y SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

Es importante llevar unos hábitos de vida correctos, para mejorar los síntomas de piernas inquietas, aunque esto no suponga la sustitución del tratamiento farmacológico apropiado. Es verdad, que con la aplicación de esto hábitos se pueden disminuir la dosis o incluso suspender la medicación, aunque esto solo sería posible si el paciente responde de manera adecuada.
Ya se ha hablado en otros apartados de este “blog” que alimentos pueden beneficiar los síntomas del SPI. Así alimentos ricos en hierro pueden mejorar los síntomas en personas que sufre SPI y tiene bajos niveles. Es especialmente importante en mujeres embarazadas, niños y vegetarianos estrictos. Las carnes rojas y el hígado tienen gran cantidad de esta sustancia y la toma asociada de vitamina C ayuda a su absorción.
Los alimentos bajos en gluten también pueden mejorar el SPI. Se ha reconocido que los pacientes con enfermedad celiaca tiene más riesgo de sufrir de SPI (hasta un tercio de los celiacos tiene SPI) y que la dieta sin gluten mejora los síntomas de las dos enfermedades. A los 6 a 9 meses de mantener una dieta baja en gluten, los pacientes celiacos van a mejorar su SPI. También se ha observado que pacientes con SPI sin enfermedad celiaca mejoran con dieta baja en gluten. 
Algunas personas con SPI notan un empeoramiento de sus síntomas con la toma de helados (independientemente del sabor), sobre todo si se toman en cantidades importantes. La causa por la que ocurre esto est´a debate, se han implicado unas sustancias como los mono y diglicéridos, pero no se ha confirmado.
Bebidas y alimentos con cafeína van a empeorar el SPI. Así el café, el té, las bebidas de cola; van a intensificar los síntomas. El chocolate también contiene cierta cantidad de cafeína.
Se ha demostrado que la sensibilización a ciertos alimentos puede causar SPI en determinados individuos. Cualquier alimento puede ser potencialmente culpable. Los más documentados son la leche, el café, los huevos, aspartamo, té, chocolate, cítricos, patatas, frambuesas, fresas y la carne de cerdo. Evitar estos alimentos, sobre todo en la cena, puede mejorar los síntomas del SPI .
El mantener un peso adecuado es muy importante. La obesidad aumenta el riesgo de sufrir un SPI, aparte del riesgo mayor de padecer de diabetes, cardiopatía isquémica, etc..

La persona con SPI debería de mantener un peso adecuado, mantener una rieca equilibrada rica en hierro, vitamina B12, vitamina C y magenesio. Evitar cafeina y alimentos a los que esté sensibilizado, es decir no tomar aquellos que les producen malestar gástrico e intestinal y le empeoran los síntomas del SPI.. 

martes, 23 de junio de 2015

CALIDAD DE VIDA EN EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

Para cualquier persona que sufra una enfermedad, la meta fundamental es la curación de su patología. En muchas ocasiones esto no es posible en el momento actual, pero sí que podemos ofrecer tratamientos que mejoren la calidad de vida, que a la postre, es el motivo final de todo tratamiento médico.
En el SPI no se puede ofrecer curación, pero con los tratamientos actuales sí que se puede obtener una calidad de vida, casi similar a como si no sufriésemos de dicha enfermedad.
En todos los estudios que evalúan la calidad de vida de los pacientes con SPI, destacan que más del 60% son mujeres, que para el examen de la calidad de vida, la duración media de los síntomas fue de 14 años y que cerca del 70% sufrían los síntomas del SPI diariamente. Estos estudios han demostrado que los pacientes con más severidad en su SPI  tienen una menor actividad física debido a los síntomas, se sienten menos vitales y tienen una percepción de que su salud física y mental y su vitalidad son mucho peores que la gente normal de su entorno.
Cuando a estos sufridores de SPI se les compara su calidad de vida con los que sufren hipertensión arterial, cardiopatía isquémica y diabetes mellitus (enfermedades que pueden traer consecuencias fatales si no se trata); las puntuaciones obtenidas en los tests de calidad de vida son más bajos en los que padecen SPI. Incluso son más bajas en estos últimos que en los que sufren de osteoartrosis (a pesar del dolor que produce).
Incluso a los pacientes adolescentes con SPI, se les va a producir una disminución de la calidad de vida, sobre todo en lo relativo al descanso nocturno y problemas para conciliar el sueño que a su ver repercute en su estado psicológico y en su funcionamiento social, con sensación de cansancio a lo largo del día. Esto va a producir una falta de concentración y disminución del rendimiento escolar en el 50% de estos pacientes adolescentes con SPI. Un importante número estaba diagnosticado de trastorno por déficit de atención. Más aún, casi la mitad de los pacientes diagnosticados de trastorno por déficit de atención van a sufrir también de SPI.
Además,  se ha comprobado que en estos niños el SPI va a producir una trastorno en el aprendizaje independientemente de su trastorno por déficit de atención.
Cuando aparece el SPI en la adolescencia también se va a producir con mayor frecuencia, en estos jóvenes, trastornos psiquiátricos como ansiedad y trastornos de conducta (un 10%) y de depresión hasta en un tercio de los casos.

EL SPI va a producir un claro deterioro en la calidad de vida de los pacientes y en la población adolescente si no se controla de manera adecuada, les puede llevar a una deterioro en el aprendizaje y de sus relacione sociales. Por lo tanto, hay que tratar toda población con SPI que le altere de manera significativa su calidad de vida. 

miércoles, 3 de junio de 2015

COSTE SOCIAL Y ECONÓMICO DEL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS


Se ha demostrado que el SPI altera de manera significativa la calidad de vida de la persona que lo padece. Además siempre el coste más alto de una enfermedad se produce cuando esta no se diagnostica y por tanto se emplean tratamientos inefectivos o no se trata, con el perjuicio familiar, social y laboral que se produce al paciente.
Una vez dicho esto, el coste económico del SPI para la sociedad y para el paciente, siempre es menor cuando está bien diagnosticado y tratado, que cuando no lo está.
Los estudios realizados en los últimos años han puesto de manifiesto un aumento del coste económico del SPI, relacionado a que se diagnostica más y se trata más. Sin embargo, estos estudios solo inciden en el coste económico de los tratamientos y no evalúan la mejora de la calidad de vida. Es decir, no tienen en cuenta el ahorro del llamado coste indirecto. Un paciente bien tratado duerme mejor, rinde mejor en el trabajo y pierde menos horas laborables en ir al médico. Además mejora su relaciones interpersonales con su familia y amigos.
Se ha calculado que los costes directos (fármacos, vistas al médico) de un paciente con SPI es de alrrededor de 678 € por año. El coste indirecto (pérdidas de día de trabajo, bajo rendimiento laboral)  es de cerca de 1379 € por año. Es obvio que cuanto más intensos son los síntomas más coste directo e indirecto. Es curioso que en este estudio salieron tuvieron más coste indirecto los hombres que las mujeres.  También hay un mayor coste indirecto, cuanto más alterado esté el sueño y más deprimido se sienta el paciente. 
Un estudio cuantificó cuantas horas trabaja un paciente con SPI en relación a otro trabajador sin SPI en el mismo puesto de trabajo. En los casos moderados a severos, las horas trabajadas por semana en el paciente de SPI era de 30,4 h. por semana, en comparación a las 37-40 horas en el sano. Además se perdían 30 minutos por semana en absentismo laboral y la pérdida de productividad se calculó en casi el 20% (5,6 horas cada semana de 40 horas). Además, el paciente con SPI hacía al menos una visita al médico cada 3 meses.
Aunque son estimaciones aproximadas, el coste del SPI se acercaría a los 10.000 € por año, de ellos,  más de dos tercios son debidos a los llamados costes indirectos, que se podrían disminuir si se mejorasen los síntomas de dicho síndrome con un adecuando tratamiento. Esto es más evidente en los casos más graves con mal descanso nocturno.

Por lo que se ve se ahorra más tratando bien que no tratando. El gasto en un tratamiento, compensa el coste socio-económico de la enfermedad.
La mayor concienciación entre los médicos y el adecuado manejo de los profesionales de la salud del SPI, reducirá el impacto que esta enfermedad tiene en la calidad de vida de los pacientes y en el gasto sanitario.



miércoles, 13 de mayo de 2015

¿QUÉ SÍNTOMAS NOS PUEDEN PONER SOBREAVISO DE QUE NO SE TRATA DE UN SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS?

El síndrome de piernas inquietas (SPI) tiene manifestaciones clínicas muy diversas y las descripciones de estos síntomas también van a ser muy diferentes (nervisosimo, quemazón, intranquilidad, hormigueo, dolorimiento, frialdad, desgarro,........). Para el correcto diagnóstico el neurólogo deberá de realizar una historia clínica exhaustiva y una exploración neurológica sistematizada.
Sin embargo hay síntomas o modos de comienzo que a pesar de un diagnóstico inicial de SPI, puede que correspondan a otras enfermedades.
Uno de los síntomas que nos hace sospechar de que no se trata de un SPI es que los síntomas no mejoren con la actividad. Normalmente los síntomas se localizan en las piernas, aunque en ocasiones también lo hacen en los miembros superiores y más raras ocasiones el SPI puede iniciarse en estas extremidades, pero siempre van a mejorar con la actividad. Cuando esto no es así habrá que descaratr enfermedades de los nervios periféricos entre otras. Estas alteraciones serán más frecuentes en pacientes diabéticos o con enfermedades coexistentes como el lupus, la artritis reumatoide, etc..
También es importante valorar que tratamientos tiene un paciente al que se le diagnostica de SPI. Si se está tratando con neurolépticos (haloperidol, sulpiride (Dogmatil), u otros), pueden producir una sensación de "intranquilidad" generalizada, no necesariamente asociado con molestias en las piernas, con deseo de moverse contínuamente sin empeoramiento por las tardes ni por la noche. Con la suspensión del tratamiento se va a producir una mejoría significativa.
El SPI no va a producir calambres. los calambres son contracciones dolorosos de los músculos, sobre todo de las pantorrillas y los múslos, que despiertan al paciente y que mejoran con el estirameinto pasivo del músculo afectado. No mejoran con la actividad, al contrario, los pueden empeorar. Los calambres nocturnos pueden ser causados por múltiples enfermedades e incluso por tratamientos que bajan el potasio en la sangre. El tratamiento es corregir la causa y tomar bajas dosis de diazepam (valium) antes de acostarse.
Cuando los síntomas mejoran por la noche hay que descartar otras causas diferentes al SPI. Si los síntomas parecen con la actividad y mejoran con el reposo, si además la persona sufre de hipertensión arterial o es fumadora, se tendría que descartar una enfermedad vascular periférica en la que tenga obstruidas las arterias que van a los miembros inferiores (arteriosclerosis).
Otro dato importante que nos puede poner sobreaviso de que no se trata de un SPI es la falta de respuesta a los agonistas dopaminérgico (ratigotina, pramipexol, ropinirol) a una determinada dosis. Con estos fármacos siempre se va obtener cierta mejoría, si no se obtiene o emepora habría que sospechar otras enfermedades diferentes al SPI.

domingo, 26 de abril de 2015

EJERCICIOS PARA MEJORAR EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

Hay un acuerdo general que el ejercicio no extenuante es beneficioso para mejorar los síntomas del SPI. Llegarse a cansarse demasiado no nada aconsejable. Es decir, no es bueno ni correr una maratón ni hacer "zapping" al televisor todo el día.
El régimen de ejercicios debería de ser individualizado, es diferente para una persona joven que para una mayor p incluso para un empeoramiento durante el embarazo. Algunas/os sufridores de SPI mejoran sus síntomas nocturnos haciendo el ejercicio de agacharse y levantarse del suelo, otros subiendo y bajando escaleras y otros haciendo estiramiento de los gemelos, etc. cada paciente debe de encontrar cual es el más beneficioso para el o ella.
Caminar es un ejercicio muy recomendable, incluso haciéndolo sobre una cinta. Si se realiza 3 días por semana, se ha demostrado que disminuye la intensidad de los síntomas del SPI. No hay que ir ni rápidos ni lentos, la velocidad ideal sería de uno 4 kilómetros por hora.
Pedalear en una bicicleta estática, también tres veces por semana, a una velocidad de 10 a 15 km./hora; ha demostrado mejorar los movimientos periódicos de las piernas (sacudidas que se producen en los miembros inferiores cada 15 a 40 segundos, durante el sueño).
Nadar o realizar ejercicios aeróbicos (mover los brazos y caminar) en una piscina con agua caliente o tibia, va a relajar la musculatura. Estos ejercicios en la piscina son especialmente recomendados para las/los pacientes con SPI de edad que además sufre de artrosis, ya que en estos ejercicios no se somete a una sobrecarga a las articulaciones y va a mejorar su funcionamiento cardiovascular.
También simples estiramientos pueden favorecer el control de los síntomas del SPI:
1.- Estiramiento de los gemelos: apoye las palmas de las manos contra una pared, manteniendo los codos estirados. Inclínese sobre la rodilla derecha, estirando la pierna izquierda dos pasos por detrás apoyando el pie en toda la planta. Mantenga esta posición durante 20 a 30 segundos. Después inclinarse sobre la rodilla izquierda, manteniendo toda la planta en el suelo y repetir el ejercicio.
2.- Estiramiento de los muslos: colocarse de pie paralelo a una pared. Agarrase uno de los pies y tirarlo hacia atrás a intentares tocarse la nalga, mientras se mantiene el otro miembro inferior recto. Mantenerlo durante 20 y a 30 segundos y cambiar al otro miembro inferior.
3.- Estiramiento de la cadera: colocar el respaldo de una silla contra la pared. Nos colocamos de pie mirando a la silla. Colocamos el pie izquierdo sobre el asiento de la silla, con la rodilla flexionada. Manteniendo la espalda recta, empujar la pelvis hacia adelante, hasta que se sienta el estiramiento en la parte superior del muslo derecho. Mantener esta posición durante 20 a 30 segundos, cambiar de pierna y repetir los pasos.

sábado, 11 de abril de 2015

ALTERACIONES SEXUALES EN LOS HOMBRES QUE SUFREN DEL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

En varios trabajos, se ha observado que los hombres con un SPI tiene un riesgo más alto de sufrir disfunción eréctil (incapacidad para la erección). En un estudio el porcentaje de varones con algún síntoma de impotencia, fue entre un 20 y un 50%. Se excluyeron otras enfermedades como diabetes o la toma de fármacos antidepresivos, que también pueden producirla.
Además, cuanto más intensa era la alteración del sueño que producía el SPI más frecuente era la aparición de la disfunción eréctil. Así en los varones que sufrían síntomas del SPI más de 14 noches por mes, la probabilidad de sufrir esta alteración es de un 68% más que en los hombres sin SPI, mientras que bajaba por debajo del 10% si los síntomas aparecían menos de 5 noches por mes. También era más común cuanto más edad tenía el paciente y si abusaba del café y del tabaco.
El mecanismo que podría estar detrás de la asociación del SPI y de esta alteración sexual, sería una disminución de la dopamina en el cerebro, que está implicada en el desencadenamiento de las dos alteraciones. Sin embargo, esta asociación también podría deberse al trastorno del sueño producido por el SPI. Así la privación del sueño o un mal descanso nocturno, van a producir una disminución en la sangre de la testosterona (la hormona sexual masculina), lo que produciría una disminución del deseo sexual y una incapacidad para mantener la erección.
Todo lo anterior tiene consecuencias prácticas. El varón con SPI y con disfunción sexual se lo debería de comunicar a su neurólogo para reajustar el tratamiento. Hay que tener en cuenta que la utilización de opiáceos o benzodiazepinas (que se utilizan con frecuencia en el SPI), pueden agravar la impotencia sexual, por lo que se deberían de intentar cambiar a agonistas dopaminérgicos.
Si el varón con SPI no tiene un adecuado control de sus síntomas de piernas inquietas y sufre de disfunción eréctil, antes de dar tratamientos contra esta última (Viagra, Cialis, Levitra, etc..), se debería intentar controlar mejor los síntomas del primero (aumento de la dosis del agonista dopaminérgico o cambiar a estos si no los está tomando). Así se mejorará el descanso nocturno y aumentarán los niveles de testosterona producida por el individuo, mejorando los problemas sexuales asociados al SPI.
También sería intersante evaluar si los fármacos nombrados con anterioridad, específicos para el tratamiento de la disfunción eréctil, mejorarían los síntomas del SPI. Todavía no se ha realizado ningún estudio para demostarlo. 
Tampoco se han realizado trabajos para examinar si las mujeres que sufren este SPI padecen con más frecuencia de disfunción sexual. Sí que parece que la falta de descanso nocturno puede provocar una falta de deseo sexual, aunque no está tan claro que se relacione con anorgasmia (dificultad para alcanzar el orgasmo durante las relaciones sexuales). 

domingo, 29 de marzo de 2015

¿SE PUEDE LOCALIZAR ALGUNA LESIÓN EN EL CEREBRO DE LOS PACIENTES CON SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS?

La primera pregunta que se plantea al estudiar una enfermedad neurológica es: ¿dónde está localizada la lesión que produce estos síntomas?. 
Se han realizado múltiples investigaciones para encontrar alguna lesión estructural en el cerebro, pero hasta el momento no se ha encontrado ninguna alteración visible en la anatomía cerebral.
A nivel microscópico sí que se han visto cambios en las neuronas del tálamo de los dos lados del cerebro. El tálamo es una zona del cerebro donde van a parar toda la información sensitiva del hemicuerpo contralateral, por lo que una disfunción en esta zona podría desencadenar una percepción anormal en las piernas o de otras partes del cuerpo. 
Otros estudios más avanzados, que han examinado cómo es el metabolismo del cerebro de los pacientes con SPI, han puesto de manifiesto que durante las sensaciones anormales de las piernas que obligan a moverlas o a caminar, hay una mayor actividad metabólica en el cerebelo (una parte del cerebro localizada en la parte posterior y que regula el movimiento) y en el tálamo. Cuando mejoran los síntomas esta mayor actividad se normaliza.
Los movimientos periódicos de las piernas (frecuentes en los enfermos con SPI) se generarían por un mal funcionamiento de determinadas zonas del tronco cerebral (núcleo rojo).
Los nuevos hallazgos demuestran que no solo la sustancia nigra está involucrada. Al parecer el cerebelo está cada vez más implicado en los mecanismos del sueño, mientras que el tálamo lo estaría en la manifestación de los síntomas de las piernas o de otras partes del cuerpo, que tanto alteran al paciente con SPI. El predominio de los síntomas por la tarde y durante la noche  estaría relacionado con el ritmo biológico (ritmo circadiano) del propio paciente, que estaría controlado en parte por el cerebelo y el tronco cerebral.
También se está demostrando que no solo las vías que contiene dopamina estarían alteradas en el SPI. Se ha observado que otras neuronas que contiene una sustancia inhibitoria que se denomina GABA funcionarían por debajo de lo normal.  
Aún así, todavía falta mucho por investigar, y por ahora lo más demostrado es que hay una alteración en el metabolismo del hierro en la sustancia negra del cerebro (una parte del mismo que también controla los movimientos) y en el funcionamiento de las vías nerviosas que tiene dopamina. Estas dos alteraciones explicaría el porqué de la mejoría con la utilización de los agonistas dopaminérgicos (ratigotina, ropinirol, y pramipexol y de las sales de hierro cuando la hemoglobina o la ferritina están bajas.  


viernes, 13 de marzo de 2015

¿ES EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS UNA ENFERMEDAD METABÓLICA?

La causa del síndrome de piernas inquietas sigue siendo un enigma, a pesar de los estudios realizados para encontrarla desde hace casi 300 años.
Desde hace décadas se ha observado que personas con trastorno en el metabolismo del hierro, son más propensos a sufrir del SPI, incluso se observa mejoría de los síntomas al tomar sales de hierro, en los individuos que tienen bajos niveles de este metal y de la ferritina. Estos niveles bajos también se han relacionado con el trastorno por déficit de atención en niños y adolescentes. Es curioso, el hallazgo de un estudio que puso de manifiesto que un número elevado de personas con SPI, suelen tener rasgos de conducta compulsiva. Esta conducta impulsiva es característica de estos niños o adolescentes. 
En otros estudios, se ha observado que en los pacientes que sufren de SPI a partir de los 50 años, algo más de un 25% tendrán diabetes mellitus. La población normal de esa edad sin SPI, sufre de diabetes en menos del 5%. Esto mismo se ha visto entre enfermos con hipotiroidismo (mal funcionamiento del tiroides), en los que la restitución a niveles normales de la hormona tiroidea, también va a mejorar los síntomas del SPI.
Estos hallazgos de mayor frecuencia de sufrir alteraciones en el metabolismo del hierro, de más prevalencia de la diabetes y del hipotiroidismo, en pacientes con SPI; así como la mayor incidencia de este síndrome alrededor de los 50 y 60 años; nos hace plantearnos la pregunta de si una alteración metabólica podría ser la causa del SPI.
También la mayor incidencia en mujeres (1,5 mujeres por cada hombre) y la aparición alrededor de la menopausia, nos haría pensar en la influencia de factores hormonales.
En relación a los hombres con SPI que tienen más de 65 años y se comparan con varones de la misma edad sin SPI, si se excluyen factores de riesgo que aumentan la mortalidad como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la obesidad y los malos hábitos de alimentación; los que sufren SPI tienen un 40% más de mortalidad. Este aumento de la mortalidad es debido a enfermedades metabólico-nutricionales,  endocrinas, respiratorias e inmunológicas.
Hay una creciente evidencia que también pacientes hipertensos y obesos van a sufrir con mayor frecuencia de SPI. Esto último, junto con la mayor incidencia de diabetes, nos haría pensar en una disregulación del sistema símpatico y sus conexiones con las glándulas suprarrenales.

Esto debe de estimular a los pacientes con SPI para que mantengan una alimentación adecuada, un peso controlado, evitar el tabaquismo, controlar la tensión arterial y los niveles de glucosa en la sangre dentro de los límites normales y, en resumen, seguir unas hábitos de vida sanos.

lunes, 2 de marzo de 2015

EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS TRATAMIENTOS DEL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS.

Todos los tratamiento que se utilizan en medicina pueden, potencialmente, producir efectos no deseados. Los fármacos que se emplean para el síndrome de piernas inquietas mejoran espectacularmente la calidad de vida del paciente, pero en ocasiones producen algunos efectos indeseables, que la mayor parte de las veces van a ser bien tolerados o son transitorios.
Los agonistas dopaminérgicos (rotigotina parches (Neupro), pramipexol y ropinirol), son muy seguros a las dosis que se emplean para el SPI. Los efectos secundarios más frecuentes van a ser la somnolencia. Esta puede evitarse si la toma se hace a la hora de la cena y con el parche (al liberarse de manera más constante). Incluso pueden mejorar el insomnio. En casos más raros van a producir malestar general y molestias gástricas, que disminuyen si se toman después de la comida o cena o se pone en forma de parche. Cuando el paciente tratado sufra alucinaciones visuales, ataques bruscos de sueño (no somnolencia progresiva) o sea alérgico; se deberá de suspender el agonista dopaminérgico.
La gabapentina (un antiepiléptico), puede producir sensación de inestabilidad y mareo. Bajando la dosis van a desaparecer, aunque cuando aparece este efecto indiseable y no se controla el SPI, es aconsejable cambiar a agonizas dopaminérgicos.
Los opiáceos son los que con más frecuencia van a producir estos efectos indeseables. Hay personas especialmente sensibles, que a bajas dosis notan un intenso malestar general, con náuseas, vómitos, somnolencia e incluso alucinaciones. Esto obligaría a retirarlos. A más largo plazo hay que tener en cuenta la posibilidad de la aparición de estreñimiento, dificultad para iniciar la micción (especial cuidado en los hombres con hipertrofia de próstata) y dificultad para mantener la concentración. Tampoco es aconsejable la retirada brusca por la aparición de síntomas de derivación (ansiedad, temblores, insomnio, etc..).
Las benzodiacepinas como el clonazepam (Rivotril) se utiliza en algunos pacientes con SPI. Los efectos secundarios más frecuentes serán sensación de "resaca" al levantarse por las mañanas. Hay que tener cuidado cuando se dan a pacientes mayores que se tengan que levantar con frecuencia por la noche. Puede producir desequilibrio en la marcha y caídas con el riesgo de fracturarse la cadera.
Cuando hay bajos niveles de hierro y de fertiliza se recomienda tratar con sales de hierro. Estas van a mejorar la efectividad de los tratamientos anteriores en los pacientes con SPI. Sin embargo pueden producir molestias gástricas y es frecuente el cambio de la coloración de las heces. En personas que sufren migrañas, pueden intensificarse sus dolores de cabeza o hacerse más frecuentes.
A pesar de todo lo anterior todos los tratamientos para el SPI son seguros y muy eficientes. Siempre que aparezca algún síntoma nuevo se deberá de evaluar si corresponde al fármaco que se está tomando o es debido a otra causa

viernes, 13 de febrero de 2015

SUPLEMENTOS NATURALES COMO COMPLEMENTO AL TRATAMIENTO DEL SPI

El Síndrome de piernas inquietas (SPI) tiene un tratamiento individualizado con fármacos y estilos de vida determinados como ejercicio físico, estiramientos, etc...
En los últimos años hay un auge de los remedios naturales para mejorar los resultados obtenidos con la medicina farmacológica tradicional. Hay que tener en mente que estos suplementos naturales no van a sustituir al tratamiento farmacológico, que son los que han demostrado en los ensayos clínicos, que más van a a mejorar la calidad de vida de los pacientes con SPI. Sin embargo la asociación de algún remedio natural, puede ser beneficiosa, y no abusando de su uso, pueden potenciar el efecto beneficioso del tratamiento medicamentoso.
Comidas ricas en hierro van a ser beneficiosas, de hecho en algunos pacientes con déficit de hierro, hay que suplir esta falta con sales de hierro. Pero estas últimas pueden ser muy irritantes para el estómago, producir diarrea y cefaleas. La toma de verduras como el brocoli o los espárragos, van a proporcionar hierro y no va a producir efectos secundarios. También las carnes rojas, los pescados y las leguminosas como las lentejas y las alubias.
Algunos estudios han demostrado que el consumo de magnesio va a mejorar los síntomas del SPI. Comidas ricas en magnesio son los vegetales verdes como las espinacas, legumbres, nueces, etc. . El consumo de 250 mg al día va a mejorar los síntomas del SPI cuando son de leve a moderada intensidad.
Los enfermos con SPI van a verse aliviados con la toma de 5 a 10 mg de ácido fólico al día. Esto es especialmente importante en las mujeres embarazadas en las que aparece o se intensifica este síndrome. El ácido fólico se encuentra en los cereales, las espinacas, espárragos, alubias, gigantes, hígado de cordero o de res, etc..
La vitamina E es la vitamina antioxidante por naturaleza. En algunas personas puede mejorar los movimientos periódicos de las piernas durante el sueño, que tan frecuentes son en el SPI. Vitamina E se puede encontrar en los huevos, arroz, coles, etc..
La piridoxina o vitamina B6, va a ayudar a la absorción de las proteínas y los ácidos grasos, que son los que van a fortalecer los músculos y protege a las terminaciones nerviosas de ciertos tóxicos. Una falta de piridoxina puede intensificar los síntomas del SPI y de los movimientos periódicos de las piernas. Alimentos ricos en esta vitamina, son los huevos, las zanahorias, la soja, patatas y el pescado.
La vitamina B12 es fundamental para el desarrollo y el metabolismo del sistema nervioso. Una falta de esta vitamina puede producir, entre otras, una alteración de los nervios periféricos e intensificar los síntomas del SPI. Se debe de tratar siempre que los niveles en la sangre esta,en bajos. Alimentos ricos en vitamina B12 son la carne, los pescados, los mejillones y los vegetales.
El triptófano es un aminoácido, es decir, un componente de muchas proteínas. Nuestro organismo no lo puede producir y solo se puede obtener mediante la dieta. El triptófano va a producir serotonina que es un neurotransmisor fundamental para que funcione nuestro sistema nervioso. La toma de este suplemento ha mejorado los síntomas de muchas enfermedades neurológicas, entre las que está el SPI.
También la toma de infusiones coo la valeriana y la tila pueden mejorar el descanso nocturno del SPI.
Una dieta sana rica en vegetales, legumbres y pescado, mucho de los componentes de la dieta mediterránea, va a mejorar la calidad de vida de los enfermos de SPI.

domingo, 1 de febrero de 2015

¿EXISTE EL "SÍNDROME DEL CUERPO INQUIETO"?

Ya hemos comentado, que cuando el síndrome de piernas inquietas empeora, puede aparecer desde primeras horas de la mañana o abarcar a otras partes del cuerpo.
Esta extensión puede afectar a los brazos a la espalda o incluir a todo el cuerpo. Cuando así ocurre la sensación que le produce al paciente es tener un "dolor sordo y generalizado" durante la noche y el día, lo que le dificulta el descanso nocturno y las actividades de la vida diaria.
En estos pacientes, más que un SPI habría que hablar de un "síndrome del cuerpo inquieto". El diagnóstico, en ocasiones, se retrasa por la idea que se tiene, incluidos los médicos, que el SPI solo se va a sufrir en las piernas y nunca se va a ver afectado el cuerpo.
También es importante tener en mente que hay pacientes que desde los primeros meses ya tienen esta sensación de "intranquilidad o dolor" en todo el cuerpo, precedido durante un periodo muy corto de la sola afectación de las piernas o que refieren haber comenzado desde el principio con el "síndrome del cuerpo inquieto".
En esta situación lo más importante es reconocerlo y diagnosticarlo lo antes posible, para que el paciente no haga un peregrinaje que retrase su tratamiento y se afecte su calidad de vida de manera importante.
Ya se explicó con anterioridad que si hay enfermos que están siendo tratados con otros fármacos como los neurolépticos (haloperidol, risperidona, sulpiride (Dogmatil), etc), el primer paso es intentar suprimirlos, si es posible.
El manjeo se puede hacer aplicando diversas medidas. Se pueden usar técnicas de relajación como el yoga, que mejoran la sensación de tranquilidad y bienestar. También se pueden tomar algunos suplementos dietéticos como alimentos ricos en vitamina B (mejillones, verdura, etc), ácido fólico (verdura y frutas), suplementos de magnesio, etc.. También es muy recomendable el caminar al menos una hora al día. Esto, junto con un ejercicio moderado como la natación o el "pilates" 30 minutos al día, van a mejorar los síntomas del "síndrome del cuerpo inquieto".
El tratamiento farmacológico es fundamental cuando hay una afectación de la calidad de vida y del descanso nocturno. Dicho tratamiento es similar al síndrome de piernas inquietas. Se recomienda la utilización de agonistas dopaminérgicos de acción prolongada como los parches de rotigotina o las formulaciones retard, también llamadas prolib,  por vía oral de pramipexol o ropinirol.
Por último, recalco que es muy importante la sospecha clínica. Cuando los síntomas descritos aparezcan se deberá de consultar lo antes posible con un neurólogo para el diagnóstico y el manejo lo más temprano posible.

domingo, 18 de enero de 2015

EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS ¿ABARCA A OTRAS PARTES DEL CUERPO?

Ya sabemos que el SPI produce una sensación de "intranquilidad" en los miembros inferiores, que se describe de múltiples maneras: sensación de "temblor", calor, frialdad, "hormigueos", etc.  Como hechos característicos, esta sensación, es más intensa por la tarde y la noche, llegando a alterar el descanso nocturno.
Sin embargo, entre el 20 y el 50% de los que sufren el síndrome también se van a afectar los brazos y las manos. 
Por sí mismos los pacientes que sufren los síntomas en los miembros superiores, no representan una población especial, sino que significa una mayor gravedad o tiempo de evolución. 
Es curioso, aunque no se ha realizado ningún estudio sobre ello, que los pacientes que comienza a tratar su SPI lo antes posible, tienen menos probabilidades de sufrir los síntomas en los miembros superiores. 
Con relativa frecuencia, también pueden aparecer los síntomas desde el medio día o desde media mañana. Son pacientes con un tiempo de evolución mayor o que han retrasado el tratamiento. En los primeros años de aparición de los síntomas es extraordinariamente infrecuente que los síntomas abarquen los brazos o aparezcan por la mañana. Esto nos diría que el SPI es de mayor gravedad, que se necesitan pruebas para descartar otras enfermedades (lesiones en los nervios periféricos, anemia severa, tratamientos psiquiátricos, etc.) y, una vez descartados, se debe de empezar un tratamiento lo antes posible. 
Hay un cuadro relacionado con la toma de neurolépticos (haloperidol, risperidona, etc..), en el que se produce una sensación de "intranquilidad" en todo el cuerpo (piernas, brazos, manos, tronco), que hace que el paciente quiera estar moviéndose continuamente y no pueda estar sentado más de varios segundos. Estos síntomas aparecen desde que el paciente se levanta de la cama por la mañana. Este cuadro se denomina akatisia y su tratamiento es diferente al SPI.
En el SPI solo se producen las sensaciones descritas en los miembros inferiores y cuando es más intenso, de mayor duración y/o se retrasa el tratamiento, en los miembros superiores. 


miércoles, 7 de enero de 2015

¿QUÉ TRATAMIENTOS PUEDEN PRODUCIR O EMPEORAR UN SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS?

Ya se ha hablado de los tratamientos que mejoran el SPI, sin embargo todo paciente debe de reconocer aquellos tratamientos, que son tomados por otras razones, que pueden empeorar o producir este síndrome.
También hemos hablado de algunos cambios en el estilo debida. No tomar café o alcohol en las horas previas de irse a la cama. Evitar comidas copiosas e incluso dejar de fumar, como se ha demostrado recientemente; van a mejorar la intensidad de los síntomas del SPI.
Hay tratamientos que se utilizan con frecuencia y, que en ocasiones, producen o empeoran el SPI. Los más frecuentes son los antidepresivos. Hay dos tipos, los anticolinérgicos (Tryptizol, Paxtibi, etc) y los llamados inhibidos de la recaptación de la serotonina (fluoxetina, escitalopram, etc..). Los primeros son los que más van a empeorar los síntomas del SPI, e incluso pueden afectar a la calidad del sueño, intensificando los movimientos periódicos de las piernas y pueden producir sueños muy vividos con falta de sensación de sueño reparador.  Los segundos tiene menos efecto sobre el SPI, pero en algunos pacientes con SPI pueden empeorar los síntomas.
Hay algunos tratamientos que se utilizan para la hipertensión arterial, como son los diuréticos, que pueden producir alteración en los iones de la sangre y, por tanto, que el paciente note "calambres" de predominio nocturno, con lo que se agravan los otros síntomas del SPI.
Hay fármacos antiepilépticos que se emplean para tratar la epilepsia y en ocasiones para controlar las migrañas, como es el topiramato (Topamax), que uno de sus efectos secundarios es el "hormigueo" en los pies y en las manos. Este síntomas puede añadirse a los que sufre el/la paciente con SPI y agravar la sensación de "intranquilidad". Además, en estos casos no se obtiene mejoráis con el movimiento de los pies y de las manos.
Deberemos de sospechar que un fármaco o cualquier tratamiento, empeora el SPI, cuando haya una relación temporal. Es decir al empezar a tomarlo se produce una intensificación de los síntomas o una pérdida del efecto que tenían los tratamientos que se estaban empleando para tratar el SPI. Si al retirarlo este empeoramiento desaparece, habremos confirmado la relación entre el fármaco y el empeoramiento.
Siempre que se vaya a iniciar un tratamiento de cualquier tipo, deberemos de informar al médico que lo pauta, de que padecemos un SPI y del tratamiento que estamos llevando. Además deberemos de consultar el prospecto del nuevo fármaco si empeoran los síntomas del SPI y, antes de tomar cualquier medida, consultar al médico que nos lo ha recetado.
Feliz 2015.