domingo, 26 de abril de 2015

EJERCICIOS PARA MEJORAR EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

Hay un acuerdo general que el ejercicio no extenuante es beneficioso para mejorar los síntomas del SPI. Llegarse a cansarse demasiado no nada aconsejable. Es decir, no es bueno ni correr una maratón ni hacer "zapping" al televisor todo el día.
El régimen de ejercicios debería de ser individualizado, es diferente para una persona joven que para una mayor p incluso para un empeoramiento durante el embarazo. Algunas/os sufridores de SPI mejoran sus síntomas nocturnos haciendo el ejercicio de agacharse y levantarse del suelo, otros subiendo y bajando escaleras y otros haciendo estiramiento de los gemelos, etc. cada paciente debe de encontrar cual es el más beneficioso para el o ella.
Caminar es un ejercicio muy recomendable, incluso haciéndolo sobre una cinta. Si se realiza 3 días por semana, se ha demostrado que disminuye la intensidad de los síntomas del SPI. No hay que ir ni rápidos ni lentos, la velocidad ideal sería de uno 4 kilómetros por hora.
Pedalear en una bicicleta estática, también tres veces por semana, a una velocidad de 10 a 15 km./hora; ha demostrado mejorar los movimientos periódicos de las piernas (sacudidas que se producen en los miembros inferiores cada 15 a 40 segundos, durante el sueño).
Nadar o realizar ejercicios aeróbicos (mover los brazos y caminar) en una piscina con agua caliente o tibia, va a relajar la musculatura. Estos ejercicios en la piscina son especialmente recomendados para las/los pacientes con SPI de edad que además sufre de artrosis, ya que en estos ejercicios no se somete a una sobrecarga a las articulaciones y va a mejorar su funcionamiento cardiovascular.
También simples estiramientos pueden favorecer el control de los síntomas del SPI:
1.- Estiramiento de los gemelos: apoye las palmas de las manos contra una pared, manteniendo los codos estirados. Inclínese sobre la rodilla derecha, estirando la pierna izquierda dos pasos por detrás apoyando el pie en toda la planta. Mantenga esta posición durante 20 a 30 segundos. Después inclinarse sobre la rodilla izquierda, manteniendo toda la planta en el suelo y repetir el ejercicio.
2.- Estiramiento de los muslos: colocarse de pie paralelo a una pared. Agarrase uno de los pies y tirarlo hacia atrás a intentares tocarse la nalga, mientras se mantiene el otro miembro inferior recto. Mantenerlo durante 20 y a 30 segundos y cambiar al otro miembro inferior.
3.- Estiramiento de la cadera: colocar el respaldo de una silla contra la pared. Nos colocamos de pie mirando a la silla. Colocamos el pie izquierdo sobre el asiento de la silla, con la rodilla flexionada. Manteniendo la espalda recta, empujar la pelvis hacia adelante, hasta que se sienta el estiramiento en la parte superior del muslo derecho. Mantener esta posición durante 20 a 30 segundos, cambiar de pierna y repetir los pasos.

sábado, 11 de abril de 2015

ALTERACIONES SEXUALES EN LOS HOMBRES QUE SUFREN DEL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

En varios trabajos, se ha observado que los hombres con un SPI tiene un riesgo más alto de sufrir disfunción eréctil (incapacidad para la erección). En un estudio el porcentaje de varones con algún síntoma de impotencia, fue entre un 20 y un 50%. Se excluyeron otras enfermedades como diabetes o la toma de fármacos antidepresivos, que también pueden producirla.
Además, cuanto más intensa era la alteración del sueño que producía el SPI más frecuente era la aparición de la disfunción eréctil. Así en los varones que sufrían síntomas del SPI más de 14 noches por mes, la probabilidad de sufrir esta alteración es de un 68% más que en los hombres sin SPI, mientras que bajaba por debajo del 10% si los síntomas aparecían menos de 5 noches por mes. También era más común cuanto más edad tenía el paciente y si abusaba del café y del tabaco.
El mecanismo que podría estar detrás de la asociación del SPI y de esta alteración sexual, sería una disminución de la dopamina en el cerebro, que está implicada en el desencadenamiento de las dos alteraciones. Sin embargo, esta asociación también podría deberse al trastorno del sueño producido por el SPI. Así la privación del sueño o un mal descanso nocturno, van a producir una disminución en la sangre de la testosterona (la hormona sexual masculina), lo que produciría una disminución del deseo sexual y una incapacidad para mantener la erección.
Todo lo anterior tiene consecuencias prácticas. El varón con SPI y con disfunción sexual se lo debería de comunicar a su neurólogo para reajustar el tratamiento. Hay que tener en cuenta que la utilización de opiáceos o benzodiazepinas (que se utilizan con frecuencia en el SPI), pueden agravar la impotencia sexual, por lo que se deberían de intentar cambiar a agonistas dopaminérgicos.
Si el varón con SPI no tiene un adecuado control de sus síntomas de piernas inquietas y sufre de disfunción eréctil, antes de dar tratamientos contra esta última (Viagra, Cialis, Levitra, etc..), se debería intentar controlar mejor los síntomas del primero (aumento de la dosis del agonista dopaminérgico o cambiar a estos si no los está tomando). Así se mejorará el descanso nocturno y aumentarán los niveles de testosterona producida por el individuo, mejorando los problemas sexuales asociados al SPI.
También sería intersante evaluar si los fármacos nombrados con anterioridad, específicos para el tratamiento de la disfunción eréctil, mejorarían los síntomas del SPI. Todavía no se ha realizado ningún estudio para demostarlo. 
Tampoco se han realizado trabajos para examinar si las mujeres que sufren este SPI padecen con más frecuencia de disfunción sexual. Sí que parece que la falta de descanso nocturno puede provocar una falta de deseo sexual, aunque no está tan claro que se relacione con anorgasmia (dificultad para alcanzar el orgasmo durante las relaciones sexuales).