domingo, 18 de enero de 2015

EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS ¿ABARCA A OTRAS PARTES DEL CUERPO?

Ya sabemos que el SPI produce una sensación de "intranquilidad" en los miembros inferiores, que se describe de múltiples maneras: sensación de "temblor", calor, frialdad, "hormigueos", etc.  Como hechos característicos, esta sensación, es más intensa por la tarde y la noche, llegando a alterar el descanso nocturno.
Sin embargo, entre el 20 y el 50% de los que sufren el síndrome también se van a afectar los brazos y las manos. 
Por sí mismos los pacientes que sufren los síntomas en los miembros superiores, no representan una población especial, sino que significa una mayor gravedad o tiempo de evolución. 
Es curioso, aunque no se ha realizado ningún estudio sobre ello, que los pacientes que comienza a tratar su SPI lo antes posible, tienen menos probabilidades de sufrir los síntomas en los miembros superiores. 
Con relativa frecuencia, también pueden aparecer los síntomas desde el medio día o desde media mañana. Son pacientes con un tiempo de evolución mayor o que han retrasado el tratamiento. En los primeros años de aparición de los síntomas es extraordinariamente infrecuente que los síntomas abarquen los brazos o aparezcan por la mañana. Esto nos diría que el SPI es de mayor gravedad, que se necesitan pruebas para descartar otras enfermedades (lesiones en los nervios periféricos, anemia severa, tratamientos psiquiátricos, etc.) y, una vez descartados, se debe de empezar un tratamiento lo antes posible. 
Hay un cuadro relacionado con la toma de neurolépticos (haloperidol, risperidona, etc..), en el que se produce una sensación de "intranquilidad" en todo el cuerpo (piernas, brazos, manos, tronco), que hace que el paciente quiera estar moviéndose continuamente y no pueda estar sentado más de varios segundos. Estos síntomas aparecen desde que el paciente se levanta de la cama por la mañana. Este cuadro se denomina akatisia y su tratamiento es diferente al SPI.
En el SPI solo se producen las sensaciones descritas en los miembros inferiores y cuando es más intenso, de mayor duración y/o se retrasa el tratamiento, en los miembros superiores. 


miércoles, 7 de enero de 2015

¿QUÉ TRATAMIENTOS PUEDEN PRODUCIR O EMPEORAR UN SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS?

Ya se ha hablado de los tratamientos que mejoran el SPI, sin embargo todo paciente debe de reconocer aquellos tratamientos, que son tomados por otras razones, que pueden empeorar o producir este síndrome.
También hemos hablado de algunos cambios en el estilo debida. No tomar café o alcohol en las horas previas de irse a la cama. Evitar comidas copiosas e incluso dejar de fumar, como se ha demostrado recientemente; van a mejorar la intensidad de los síntomas del SPI.
Hay tratamientos que se utilizan con frecuencia y, que en ocasiones, producen o empeoran el SPI. Los más frecuentes son los antidepresivos. Hay dos tipos, los anticolinérgicos (Tryptizol, Paxtibi, etc) y los llamados inhibidos de la recaptación de la serotonina (fluoxetina, escitalopram, etc..). Los primeros son los que más van a empeorar los síntomas del SPI, e incluso pueden afectar a la calidad del sueño, intensificando los movimientos periódicos de las piernas y pueden producir sueños muy vividos con falta de sensación de sueño reparador.  Los segundos tiene menos efecto sobre el SPI, pero en algunos pacientes con SPI pueden empeorar los síntomas.
Hay algunos tratamientos que se utilizan para la hipertensión arterial, como son los diuréticos, que pueden producir alteración en los iones de la sangre y, por tanto, que el paciente note "calambres" de predominio nocturno, con lo que se agravan los otros síntomas del SPI.
Hay fármacos antiepilépticos que se emplean para tratar la epilepsia y en ocasiones para controlar las migrañas, como es el topiramato (Topamax), que uno de sus efectos secundarios es el "hormigueo" en los pies y en las manos. Este síntomas puede añadirse a los que sufre el/la paciente con SPI y agravar la sensación de "intranquilidad". Además, en estos casos no se obtiene mejoráis con el movimiento de los pies y de las manos.
Deberemos de sospechar que un fármaco o cualquier tratamiento, empeora el SPI, cuando haya una relación temporal. Es decir al empezar a tomarlo se produce una intensificación de los síntomas o una pérdida del efecto que tenían los tratamientos que se estaban empleando para tratar el SPI. Si al retirarlo este empeoramiento desaparece, habremos confirmado la relación entre el fármaco y el empeoramiento.
Siempre que se vaya a iniciar un tratamiento de cualquier tipo, deberemos de informar al médico que lo pauta, de que padecemos un SPI y del tratamiento que estamos llevando. Además deberemos de consultar el prospecto del nuevo fármaco si empeoran los síntomas del SPI y, antes de tomar cualquier medida, consultar al médico que nos lo ha recetado.
Feliz 2015.