lunes, 8 de septiembre de 2014

EL PAPEL DE LOS OPIÁCEOS EN EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS

El tratamiento, con derivados opiáceos, del SPI, se conoce desde sus primeras descripciones clínicas (año 1945). hay estudios con pocos pacientes, en los que se ha utilizado metadona (10 mg.), oxicodona (4,5 mg.), Codeina (30 mg.); cuando el paciente se iba a ir a la cama. Algunos opiáceos también han sido prohibidos por producir arritmias cardiacas (propileno).
La efectividad podría estar relacionada con la disminución de los despertares, aunque sin mejorar la frecuencia de los movimientos de las piernas durante la noche.
Además este tipo de fármacos tienen un potencial adictivo importante y producen el fenómeno de "augmentation", es decir, pasado un tiempo, se necesitan cada vez dosis más latas para mantener el mismo efecto.
De los opiáceos, el de menor potencial adictivo es el tramadol, que también es el mejor tolerado.
En pacientes muy refractarios a otros tratamientos la inyección subcutánea de apomorfina, resultó efectiva, pero el estudio se realizó solo en dos pacientes.
según las guías europeas para el tratamiento del SPI, el tratamiento con opioides se debería de hacer como último recurso, en el caso que la utilización de los agonistas dopaminérgicos (primera elección) los antiepilépticos y las benzodiacepinas (seguna opción) ni la clonidina; resultasen efectivos.
Además se ha demostrado efectividad en los síntomas del SPI que aparecen durante el sueño, disminuyendo la frecuencia de los despertares. No está tan demostrada su efectividad en los síntomas que comienzan por la tarde o durante el día.
Además hay que tener especial cuidado con estos fármacos en pacientes mayores y en niños.
En ambos se puede producir un llamado efecto paradójico, es decir, se produce una agitación y nerviosismo importantes, que les puede alterar el sueño y la conducta. La sedación diurna les producirá una disminución del rendimiento escolar en los segundos y caídas más frecuentes en los primeros.
Como resumen, solo se deberían de utilizar los opiáceos en el tratamiento del SPI, cuando los otros tratamientos hayan fallado o no se toleren, intentar evitarlo en niños y ancianos y, si hay que tomarlos, a las dosis más bajas posibles y antes de acostarse.

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